La detención de Carles Puigdemont, el pasado jueves por la noche, pronto levantaba una oleada de indignación dentro de las filas independentistas catalanas, que exigían la inmediata liberación del ex president fugado; algo que sucedía poco después, dejando los tribunales italianos paralizado el asunto hasta el próximo 4 de octubre.
Sin embargo, el resurgir del movimiento independentista más radical y desafiante pronto volvía a desinflarse, demostrando que el nacionalismo catalán tiene las horas contadas.
Algo que se notaba incluso en la actitud del president de la Generalitat, Pere Aragonès quien, a pesar de amenazar en un primer momento con dar marcha atrás en sus negociaciones con el Gobierno de España, ahora reconoce querer mantener la mesa de diálogo... aunque ello suponga la condena de Carles Puigdemont.
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"A mí nadie me ha dicho que esto se debe romper" ha asegurado, estableciendo asi que no ha recibido presiones para acabar con la mesa de diálogo, a pesar de las declaraciones de JxCat de los últimos dias "Soy el presidente de Cataluña, y represento al conjunto del país" ha sentenciado, demostrando que sólo él y su equipo tomarán decisiones sobre las reuniones con el Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Una actitud que separa cada vez más a los republicanos de sus socios de Gobierno y de nacionalismo... pero que acerca a los republicanos a los comuns, que han apoyado de forma indiscutible la mesa de diálogo frente a aquellos que "quieran dinamitarla".
"El diálogo es tan importante que llevará avances incluso para los que no lo quieren " ha asegurado el portavoz de Catalunya en Comú, Joan Mena, que ha considerado como necesaria e inquebrantable la mesa de negociación bilateral.
El poder judicial, señalado por el independentismo
Tal es la confianza de ERC en conseguir los objetivos del independentismo catalán a través de la mesa de diálogo, que Pere Aragonès ha llegado incluso a desmentir las acusaciones pronunciadas por JxCat y el mismísimo Carles Puigdemont, que aseguraban ante los medios que el Gobierno de España estaba tras la detención del fugado en Cerdeña.
"Yo no voy a entrar en especulaciones [...] por el Gobierno español habla el Gobierno español. A mí no me consta que estuvieran al tanto, pero es lo que han dicho ellos públicamente" ha defendido el republicano.
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Sin embargo, Pere Aragonès sí ha querido cargar contra el poder judicial, asegurando que la Justicia española está llevando a cabo un complicado "juego" con respecto a la euroorden que pesa sobre Puigdemont.
"Estamos ante un nuevo despropósito judicial del Estado español absolutamente alineado con las tesis nacionalistas españolas" ha criticado el president, separando por completo las acciones del Tribunal Supremo del Gobierno de Pedro Sánchez.