Sweety (@doll_of_monsters, en Instagram) llena sus redes con ahegao. Empezó su carrera de modelaje a través del fetichismo. Le gustaba jugar con las lenguas, el anime y el hentai, así que rápidamente empezó con el ahegao, el fetiche que combinaba estos tres elementos.
"Lo que sentí cuando la hice fue literalmente ser una muñeca 3D y eso me encanta, pues va muy ligado con la forma que yo tengo de vivir mi sexualidad, me flipa la dollification, servir y ser un objeto de deseo para el espectador, sea quien sea este".
Larkin Love, Katekuray, Vivian Rose, Rainbowslut, Shaiden Rogue o Elisabeth Weir son algunos de los nombres que más han popularizado el ahegao. Lo han hecho a través de OnlyFans, PornHub y otras plataformas de porno amateur donde han conseguido millones de visitas (literalmente, hay vídeos con más de 10 millones que consisten únicamente en poner esa cara mientras son penetradas o practican sexo oral).
Fue en los 90 cuando se empezaron a dibujar los primeros ahegao. Actualmente es un género muy solicitado.Por ejemplo, solo en Instagram hay un millón de resultados en el hashtag #ahegao, lleno de e-girls, cosplayers, otakus y mangakas con los ojos cruzados y la lengua fuera, algunas de ellas realizando pornografía, otras simplemente quedándose en el modelaje erótico.
Campaña contra el 'ahegao'
El ahegao, además, durante muchos años en Japón se contemplaba como un meme. Era algo cómico, una exageración hentai que quería demostrar, sin palabras, el profundo estado de excitación de la protagonista, pero no de forma seria y realista, sino de forma hiperbólica y humorística.
La campaña #SayNoToAhegao, que denunciaba que el ahegao no era una moda entre las chicas cosplayer que querían imitar la moda kawaii (es decir, mona) de poner esta cara de placer, sino que era un fetiche sexual con orígenes pedófilos.
Por ejemplo, ¿quiénes son las protagonistas del ahegao? Suelen ser chicas jóvenes que ponen esta cara muy kawaii (es decir, mona), para demostrar que tienen placer, pero también vergüenza. Es una especie de cara de placer mezclada con virginidad, inocencia, dulzura y monadas.
Estos conceptos se interrelacionan con el lolicon, un tipo de hentai donde las protagonistas tienen el cuerpo y las facciones de niñas, poniendo la cara ahegao porque son dulces e infantiles, pero a la vez están recibiendo mucho placer por la relación sexual en la que se ven envueltas en el cómic.
Salome Salvi, mujer asiática, activista porno y con OnlyFans manifiesta que el ahegao promueve el estereotipo de la “zorra asiática sumisa, que dice que somos tímidas, infantiles e inocentes… pero con un apetito sexual voraz que solo puede ser satisfecho con sexo agresivo”. Añade, además, que no es solo “una cara divertida, un meme”, sino que se tiene que ver en el contexto del hentai: siempre que alguien lo practica en estos cómics son mujeres menores (o muy infantilizadas) que están sobreexpuestas a placer y sin consentimiento.
Añade que "esto acaba perjudicando a todas aquellas mujeres asiáticas, porque se extiende la idea de que si dicen que 'no' es porque son tímidas, no porque no quieran, y que, por lo tanto, se las tiene que forzar para que suelten su verdadero yo. Promueve la cultura de la violación y no ayuda a empoderar a las mujeres".
Por supuesto, no todos están de acuerdo. A unos les parece divertido, creativo y hentai pervertido. A pesar de todas las opiniones enfrentadas, lo que esta claro son los millones de views de las modelos ahegao y lo que no esta nada claro es si los denunciantes conseguirán su objetivo.