Hasta hace muy poco el zoo de Barcelona era cita obligada de atracción turística para todos los que visitaban la ciudad. Ahora ya no es más que un recinto de Tercera División. La salida de los tres delfines que quedaban rumbo a Atenas es la prueba concluyente de que a Ada Colau no le interesan los animales.
Los tres últimos delfines que había en el Zoo de Barcelona ya se han trasladado al Attica Zoological Park de Atenas (Grecia).
Se cumple así un mandato del plenario barcelonés, que ratificó en 2018 que la ciudad quedara libre de cetáceos en cautividad, según un comunicado del Ayuntamiento de Barcelona.
Los delfines Lo Nuik, el Tumay y el Moratón viajaron en un avión especial de carga, y un equipo de cuidadores del Zoo se trasladó a Atenas para garantizar su correcta adaptación a las nuevas instalaciones y al nuevo grupo de animales.
La desaparición de los delfines acaba con uno de los grandes atractivos del zoo barcelonés, que ofrecía un espectáculo a los visitantes mostrando las habilidades de estos cetáceos en la piscina habilitada con gradas para la demostración.
La orca Ulyses, Copito de Nieve, los delfines...
Ya no hay delfines en el zoo barcelonés, que empezó su deterioro con la marcha de la orca Ulyses, que fue vendida al Sea World de San Diego. Luego llegó la muerte del gorila Copito de Nieve, que llegó a ser un símbolo de la ciudad. Y el recinto no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos.
Para Colau el zoo no es más que un incómodo gasto que hay que eliminar y al paso que va conseguirá liquidarlo y evitar la partida que supone su mantenimiento, aunque ello suponga privar a los niños barceloneses del contacto y conocimiento del mundo animal.