Desde mediados del mes de noviembre, las islas Canarias viven sobrepasadas por la inmigración ilegal desde Marruecos y otros puntos de la costa africana más cercana a las islas españolas.
Una situación que parece estar lejos de solucionarse, ya que la cumbre organizada entre el Gobierno de España y el marroquí se ha retrasado, al menos, hasta el próximo mes de febrero, ya entrado el 2021.
Algo que toca de lleno a Cataluña, donde esta semana se ha tenido que lamentar el incendio de una nave industrial okupada por inmigrantes, con el fallecimiento de al menos tres personas.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, muy involucrada en la ayuda y el rescate de los inmigrantes, no ha dudado en aprovechar este peculiar contexto para, un año más, desvirtualizar el sentido del Belén de la Ciudad Condal.
Así pues, la representación de este año, expuesta en el Museo Frederic Marès, muestra a la Virgen María, apoyada sobre San José, y con Jesús en brazos, postrados a los pies de un cayuco recién encallado.
"Con esta escenificación, se quere acercar las dos orillas del Mediterráneo, con Tossa de Mar y Palestina unidas por el agua [...] El nacimiento se sitúa al raso, sin que nadie lo haya acogido [...]pone de manifiesto cómo las migraciones de hace dos mil años aún están plenamente vigentes" aseguran desde la Asociación de Pesebristas.
Una idea que Ada Colau lleva años persiguiendo desde la Ciudad Condal, habiendo destinado, desde el año 2016, más de 400.000 euros a la ONG 'Open Arms', que recoge inmigrantes en el Mediterráneo, siendo la alcaldesa de Barcelona partidaria de la inmigración, aunque ésta no sea regulada.
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Un apoyo que, sólo en la Ciudad Condal, ha provocado el malestar entre ciudadanos, turistas y comerciantes, que han visto con desagrado el beneplácito del Ayuntamiento a las actividades ilegales de los inmigrantes, del mercadillo callejero a la violencia contra los turistas, cada vez más atemorizados.
Ada Colau 'monta el belén' año tras año
No es la primera vez que los particulares 'belenes artísticos' de Ada Colau generan la polémica y el rechazo de la ciudadanía en Barcelona.
Y es que muchos fueron los que, el año pasado, criticaron la representación expuesta en la plaza Sant Jaume: un Belén compuesto por cajas apiladas, muebles y objetos que representaban el "despertar" del Belén año tras año, siendo recuperado en los hogares de los desvanes, donde "durante más de 300 días" dormían las figuras del Nacimiento.
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En 2018, el Belén volvió a ser polémico; esta vez, limitándose a unas sillas vacías que representaban a las tres figuras representativas del Belén, todas ellas alrededor de una mesa cubierta de pasto.
Representaciones que desvirtúan el sentimiento cristiano del Belén del Ayuntamiento y que, este año, se ha envuelto en la polémica de la crisis migratoria, que tendrá que esperar a 2021 para encontrar una solución.