"Si llego a alcaldesa de Barcelona, me bajaré el sueldo a 2.200 euros netos" aseguraba Ada Colau, como candidata de Barcelona en Comú, en una entrevista a La Sexta, siendo una de sus promesas electorales más populistas y propagandísticas.
Una promesa de la que pronto se olvidaría, tras recibir el mando de la ciudad de Barcelona; y es que, como otras tantas, las palabras de la alcaldesa catalana caían en el olvido, mientras que el salario de Colau subía como la espuma.
En concreto, actualmente, Ada Colau tiene un sueldo, no sólo muy superior al que prometía en su campaña electoral, sino incluso superior al del actual presidente del Gobierno: así pues, mientras Pedro Sánchez cobra cerca de 85.000 euros anuales, la alcaldesa barcelonesa recibe unos ingresos de 100.000 euros anuales, según los datos relativos a 2020 recogidos por el sistema de Información Salarial de Puestos de la Adminstración (ISPA).
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Un salario que ha generado una gran indignación ciudadana, no sólo debido a su cuantía, sino a la actual situación de 'decandencia' de la Ciudad Condal, que en los últimos años, y coincidiendo con el mandato de Colau, se ha visto avocada al caos y a la violencia independentista más radical.
Colau niega que Barcelona esté cayendo en picado
Así pues, tras el desafío independentista, muchas han sido las empresas que han abandonado Cataluña, y en especial Barcelona, para proteger sus entidades fiscales en otras comunidades autónomas; una pérdida de músculo empresarial que se ha vuelto a repetir tras la pandemia, cuando las duras restricciones provocaban el cierre definitivo de muchos negocios.
Del mismo modo, la pasividad y la permisibilidad de la alcaldesa de Barcelona con los movimientos independentistas catalanes han hecho que el miedo de los ciudadanos barceloneses aumente de forma exponencial, viviéndose en la Ciudad Condal con un constante ambiente de tensión y caos en las calles, con continuas manifestaciones, destrucción del mobiliario, cortes de calles y carreteras, etc.
También la violencia callejera, así como los robos constantes a turistas y ciudadanos, ha hecho incrementar en los últimos meses la sensación de que Barcelona es una ciudad peligrosa... a la vez que sucia, habiendo grandes problemas de limpieza en las calles, que provocan la caída del prestigio de la Ciudad Condal.
Algo que, sin embargo, la alcaldesa, en su 'palacio de oro' y con la cartera llena, parece ignorar, asegurando en una entrevista este mismo fin de semana que Barcelona no está, ni por asomo, en "decadencia".
"Es evidente que Barcelona no está en decadencia [...] al contrario, Barcelona tiene muchos motivos para el optimismo" ha desmentido Colau.
Así pues, la alcaldesa ha asegurado que, a pesar de que haya quejas ciudadanas, la 'mala fama' de Barcelona responde a 'otros intereses' que no responden a la realidad de la ciudad.
"Esto no quiere decir que no haya problemas, como en toda gran ciudad y saliendo de una pandemia" ha defendido "Los vecinos y vecinas tienen motivos de queja. Hay temas puntuales, como puede ser la limpieza [...] pero hablar de decadencia yo creo que responde a otros intereses que claramente no tienen nada que ver con los datos objetivos".