Barcelona ha sido, sin duda, una de las ciudades más golpeadas económicamente por la pandemia del coronavirus; y es que la Ciudad Condal se nutre fundamentalmente del comercio y el turismo; sectores que se han visto limitados durante más de un año por la pandemia del Covid, y por las medidas impuestas desde el Govern de la Generalitat.
Una caída en picado de la Ciudad Condal que ahora se busca remontar desde el sector del turismo y la hostelería, que comienzan a prepararse para esta temporada de verano, que se espera provechosa a pesar de las restricciones que aún se mantienen.
Sin embargo, parece que Ada Colau no busca el crecimiento económico de la ciudad de la que es alcaldesa. Así pues, el Ayuntamiento de Barcelona continúa poniendo trabas a los dos proyectos internacionales más importantes de la ciudad, que supondrían una inyección económica multimillonaria: la sucursal del Hermitage, y la ampliación del aeropuerto.
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En el caso del museo ruso, son nueve años los que lleva la propuesta sobre la mesa de Colau: una propuesta que supondría una inversión de 50 millones de euros en la Barceloneta, así como la creación de casi 400 puestos de trabajo e incluso un acercamiento a las asociaciones vecinales y priorización de contratación en la zona. Apuestas económicas que, sin embargo, siguen contando con el rechazo del equipo de la alcaldesa.
Algo semejante ocurre con la ampliación del aeropuerto de Barcelona, que en 2019 rozaba su máximo de capacidad: a pesar de que casi la totalidad de empresarios catalanes han mostrado su apoyo al proyecto, que podría implicar una inversión de 1.700 milones de euros y hasta dos puntos más en el PIB regional, ni Barcelona ni la Geneneralitat han dado todavía su aprobación a la ampliación de la infraestructura.
Los hosteleros, otra vez abandonados por Colau
Pero no sólo los grandes proyectos cuentan aún con la negativa del Ayuntamiento de Barcelona; y es que, a pesar de asegurar Colau que su consistorio "está liderando el refuerzo en el sector de la restauración", la verdad es que el sector de la hostelería barcelonesa ha vuelto a recibir un nuevo varapalo de la Adminitración Colau.
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Asi pues, más allá de que las tasas por ocupar la vía pública siguen vigentes, a pesar de la pandemia del coronavirus, y las dificultades de aforo que sufren bares y restaurantes, ahora el Ayuntammiento impodrá un diseño para las terrazas de la hostelería de la Ciudad Condal, que será obligatorio para todos los comercios.
Un diseño que, a pesar de ser obligado por el Ayuntamiento, será costeado por los bolsillos de los arruinados hosteleros: "No sería lógico que el Ayuntamiento sufragara eso. Habrá una línea de ayudas de dos millones de euros, la ciudad ya ha hecho suficiente. Para los restauradores, estamos hablando de unos pocos miles de euros" ha asegurado la alcaldesa en TV3, demostrando su indiferencia ante la difícil situación económica que vive el sector en la Ciudad Condal.