Quim Torra, que en el pasado tuvo ginebra como residencia habitual, no se esperaba el recibimiento que iba a tener en su antigua ciudad cuando ayer visitó a Marta Rovira y dio una conferencia reclamando ayuda al mundo.
Un grupo de españoles le esperaban para recriminarle el daño que está causando a España y a Cataluña con sus obsesiones independentistas.
"¡Viva España y Viva Franco!"
Torra ha conseguido poner de acuerdo también a la población emigrante española, que asiste atónita a los acontecimientos que se producen en su país y ven en Torra a uno de los grandes culpables de la fractura social que se está produciendo entre España y Cataluña.
Y recibió insultos y vivas a España, también a Franco. Seguramente porque los allí presentes imaginaban que eso era lo que más podía molestarle. También le mentaron a sus antepasados y profirieron contra él graves insultos.
Torra tuvo que soportar el chaparrón lógico que le espera siempre que salga de su confortable refugio catalán, protegido por los suyos, los mismos que le ríen las gracias y le animan a avivar la confrontación contra España.
La escena se produjo en las puertas del salón en donde Torra ofreció una conferencia en la que, ya a la desesperada, pidió una mediación internacional en el conflicto catalán que no llega porque nadie está dispuesto a defender su postura... salvo los de Flandes, que son parecidos a los independentistas catalanes, pero en versión belga.