Nunca el término "preso político" estuvo tan desprestigiado. Ahora, a cualquier cosa le llaman "preso político". A Oriol Junqueras, por ejemplo. O a Pablo Hasél.
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Laura Borràs, candidata a la presidencia de la Generalitat por JxCat, el partido del fugado Carles Puigdemont, ha ido a la cárcel de Ponent, en Lérida, a visitar a otro indeseable, en este caso Pablo Hasél.
¿Laura Borràs también será 'presa política'?
Y, como no podía ser de otra manera, al salir ha definido al delincuente como "preso político", que es lo que se suele decir de quienes cometen delitos con trasfondo político, aunque no por ello dejen de ser meros delincuentes.
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Seguramente porque sobre Laura Borràs pesa una causa por sus chanchullos con dinero público durante su época con cargo de directora general en la Generalitat, la diputada independentista ve próximo el momento en el que ella misma tenga que justificar los ahora presuntos hechos delictivos de corrupción bajo el paraguas de "presa política". Y es que queda muy bien responsabilizar a la política de los comportamientos delictivos.
La cuestión es que Laura Borràs ha ido a ver a Pablo Hasél, seguramente para agradecerle el lío que ha montado en las calles barcelonesas, algo que ya le va bien a JxCat, y a través de su cuenta de twitter ha aprovechado para concederle tratamiento de "preso político", aunque esté acusado por delitos que nada tienen que ver con una ideología política.
De hecho, Hasél cumple condena por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona y por amenazar a un testigo judicial.
La cuestión es que los disturbios interesados que ha generado el encarcelamiento de este delincuente que echa mano de la violencia verbal beneficia los intereses del independentismo radical que representa Laura Borràs, que en los altercados callejeros no ve más violencia que la que protagoniza la policía intentando restablecer el orden y la paz.
Internacionalizar la represión
Y han hablado de eso, de "internacionalizar la represión" que sufre el independentismo en Cataluña y nada mejor que el pillaje, el saqueo y el destrozo de material urbano para cargarse de razones ante el mundo entero. Es su concepto de internacionalizar la situación. Borràs ha dicho que han conversado "de política, de antirrepresión y de los que hacen de muleta al régimen del 78", refiriéndose a ERC y su apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez a través del diálogo.
De lo que no hablan ni Laura Borràs ni Pablo Hasél es del intento de asesinato de un guardia urbano cuando unos desalmados ("perseguidos políticos", por supuesto) prendieron fuego a una furgoneta policial con él dentro.