La última mentira del independentismo: "Franco ha muerto, pero el franquismo sigue vivo"

Desde la cárcel, Jordi Cuixart alienta a través de Òmnium la confrontación contra un enemigo imaginario en lugar de admitir que su verdadero problema es la ley

20 de Noviembre de 2018
La última mentira del independentismo: "Franco ha muerto, pero el franquismo sigue vivo"
La última mentira del independentismo: "Franco ha muerto, pero el franquismo sigue vivo"

"Franco ha muerto, pero el franquismo sigue vivo". Hoy es 20 de noviembre y se cumplen 43 años de la muerte del dictador. Y Òmnium Cultural, una de las grandes herramientas del independentismo catalán para arrancar de España a Cataluña, aprovecha la coyuntura para retorcer la realidad vendiendo la película a su manera, a base de mentiras.

Contra Franco se vive mejor

Se trata de plantear una situación ficticia que favorezca sus intereses. Contra Franco se vive mejor y nada más práctico que desenterrarle para justificar el incumplimiento de la ley de los golpistas catalanes, entre ellos el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart.

Cataluña vivía en un privilegiado estado de bienestar y progreso, muy por encima de la media de la Unión Europea, hasta que el conflicto del nacionalismo exhacerbado la ha llevado a un clima de crispación y confrontación que ha tenido consecuencias muy importantes a nivel social y económico. Pero el independentismo es inasequible al desaliento y se agarra a lo primero que pasa para mantener viva la llama del odio contra España. Y nada mejor que Franco para vender literatura barata dirigida al consumo de los suyos.

Una dictadura que sólo existe en su imaginación

Òmnium ha sacado un periodiquillo para conmemorar el aniversario de la muerte de Franco y para engañar a su parroquia de paso con la gran mentira de que 43 años después el franquismo sigue vivo. Así es más fácil convencer al personal de que se enfrenta al aparato opresor de una dictadura que sólo existe en su imaginación.

En el panfleto, con una tirada de 100.000 ejemplares repartidos en las bocas del metro en Barcelona, se puede leer bajo el título de "Franco ha muerto, pero el franquismo no" que el juicio a los presos golpistas que se saltaron la Constitución es un "juicio a la democracia". "Piden más de 200 años de cárcel para las 18 personas que serán juzgadas por haber reivindicado el derecho a votar en referéndum".

Y todo eso es porque "el franquismo no se jubila". Y así, enfrentados al franquismo, es todo más fácil y sobre todo justificable. De eso vive la mentira indepe, de lavar el cerebro a los suyos convenciéndoles de que las libertades que disfrutan en el día a día no son reales y que la realidad no es otra que Cataluña está sometida a una privación de libertades lógicas en una dictadura de la que se quieren salir.

Lo que dice el panfleto

En el panfleto, Jordi Cuixart dice: "Estamos en las puertas de un juicio a la democracia que es una farsa, una persecución penal de la disidencia política" e insiste en que "el franquismo pervive"... "Ahora quieren exhumar los restos de Franco, pero nunca un gobierno español -tampoco el actual- ha anulado sentencias del franquismo, desde el fusilamiento del presidente Lluis Companys hasta el asesinato de Salvador Puig Antic"... "Como se hacía durante el franquismo, hoy se persigue la libertad de expresión", justificándolo con los casos del rapero Valtonyc y del miembro del comando del CDR Adrià Carrasco, acusado de terrorismo.

El victimismo de los supremacistas

Cuixart, que en lugar de permanecer tapadito saca pecho, mantiene el desafío que le ha llevado a la cárcel: "El Estado español es el unico de la Unión Europea que tiene presos políticos". Y recuerda que Òmnium fue ilegalizada de 1963 a 1967 pero "nunca encarcelaron a su presidente".

Es el victimismo propio de quien desea ejercer el supremacismo y no le dejan. La recuperación de la imagen de Franco en la causa indeopendentista no es más que un eslabón en la propaganda de un ideal que ha fracturado a la sociedad catalana. Como minoría pretenden imponer su voluntad a la gran mayoría... Pero el malo es Franco. Claro que sí.