Gonzalo Boye, uno de los abogados encargados de blanquear la imagen delictiva de Carles Puigdemont, está que trina ante la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que ha fallado en contra de su representado después de reclamar medidas provisionales para acceder a su condición de eurodiputado en el parlamento europeo.
Boye ha mantenido desde el principio una actitud chulesca y desafiante propia de quien se cree en posesión de la verdad, desacreditando todas las acciones judiciales que desde España se han venido llevando a cabo contra su representado.
Tercera derrota judicial en Europa
Después de su tercera derrota ante las instancias judiciales europeas, Boye ha tenido que rebajar su grado de soberbia. Lo suyo es más amenazar a priori, insuflar esperanzas e ilusiones con argumentos legales que luego no se cumplen. La realidad, sin embargo, acaba siempre poniéndole en su sitio.
También en este caso, la toma de posesión de Carles Puigdemont y Toni Comín como eurodiputados, Boye se había mostrado muy optimista, convencido de que la Justicia Europea le quitaría la razón a la malvada España y se la daría al espíritu secesionista y anticonstitucional que él defiende.
Ahora se la envaina y admite que el fallo del tribunal europeo "era previsible". Y dice que respeta la decisión (¡sólo faltaría!), aunque no la comparte, y avisa de que va a recurrir. Boye ha encontrado un chollo eterno con el tema Puigdemont con recursos y más recursos.
En su cuenta de tuitter, Boye ha expresado su rabieta: "Las medidas cautelares eran la forma más rápida de restaurar a los eurodiputados electos en sus derechos, y ahora nos centraremos en el fondo de la cuestión, que en definitiva plantea asuntos de fondo sobre el sentido democrático de la UE".
La reacción de Puigdemont
O lo que es lo mismo, Boye cuestiona la condición democrática de la UE por no haber fallado de forma favorable a su representado. Boye ahora piensa agotar el término de dos meses para presentar su recurso porque se trata de un trámite "complejo".
Puigdemont, por su parte, también ha admitido en twitter que "era muy difícil" que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea les permitiera a él y a Comín acceder a su escaño en el Parlamento Europeo por lo farragosa de la situación jurídica del tema en España.
Pero avisa: "¡Continuamos!", porque está en juego la coluntad de millones de votantes y "el futuro de la UE".