¿A qué juegas, Ada Colau?

Su filtreo con el separatismo la aleja de Pablo Iglesias.

15 de Febrero de 2019
¿A qué juegas, Ada Colau?
¿A qué juegas, Ada Colau?

Ada Colau es la alcaldesa del lazo. Llegó a jefa del ayuntamiento de Barcelona liderando movimientos populares contra el tiránico poder y alcanzó el bastón de mando de su ciudad con el cartelito de roja. Sin embargo, con el paso de los años ha ido decantándose hacia el independentismo hasta el punto de que la ciudadanía la ve más como una decidida separatista que como una propulsora de políticas sociales de izquierdas.

Más próxima a Junqueras que a Pablo Iglesias

Colau siempre ha negado que sea independentista, pero el lazo, las pancartas en el balcón del consistorio, sus palabras y sus hechos la delatan. Y a un paso de las elecciones municipales sería bueno que saliera del armario y mostrara su verdadera cara sin vergüenzas. A día de hoy está más cerca de la ERC del preso Junqueras que de Pablo Iglesias, que se las ve y se las desea para mantener a flote un barco que hace aguas por todas partes. (A Ada Colau le tienen que recordar que "ser independentista no es un privilegio que permite incumplir la ley")

Ciudadanos, PSC y PP no tienen dudas. No la consideran de los suyos, del bando constitucionalista. Es de los otros. Y los otros tampoco la ven suya, pero la disfrutan. Siempre es bueno contar con la comprensión de la alcaldesa de Barcelona. Colau se define como españolista-no independentista, pero a favor del derecho a decidir y en contra de la filosofía de encarcelar políticos y de la aplicación del 155. Es decir, nada entre dos aguas, pero con más afinidades hacia el separatismo que hacia los partidos que defienden la unidad de España. Para entendernos, ella se siente cómoda luchando por la independencia, pero en España. (Iglesias, acojonado, ‘traga carros y carretas’ aceptando las exigencias de Ada Colau)

Votó en el referéndum ilegal

De hecho Colau votó en el referéndum ilegal y no ha tenido inconveniente en colgar en el balcón del Ayuntamiento una pancarta gigante reclamando la libertad de los presos. Y siempre se ha mostrado partidaria del diálogo con los infractores de la ley ahora en prisión.

Los que la siguen recuerdan un detalle de su ambigüedad política. Con motivo de la última Diada acudió por la mañana a la ofrenda de flores al monumento de Rafael de Casanova, un acto reivindicativo independentista, con el lazo amarillo bien visible en su chaqueta. Por la tarde se dejó ver en un acto en el barrio del Carmel -nada que ver con el separatismo- y allí no se vio el lazo por ningún lado. Lo tiene todo calculado. (¡Colau visita a los golpistas presos y se ‘rasga las vestiduras’ por la injusticia del encarcelamiento! ¡Qué jeta tiene!)

De cualquier forma, Colau se ha ido decantando hacia el independentismo ejerciendo de mediadora entre los separatistas catalanes y un gobierno de izquierdas receptivo al que ha reclamado con machacona insistencia una mejor predisposición hacia el reférendum de independencia, también ha sido siempre solidaria con los políticos encarcelados, a los que incluso ha ido a visitar para mostrarles su apoyo. Uno de sus hombres fuertes en el ayuntamiento, Jaume Asens, llegó a acompañar al consejero Comín en su huída a Bélgica, lo que indica el grado de complicidad también de la gente de Colau con el golpismo catalán.

"Más independentista que alcaldesa"

Su antiguo colaborador socialista Jaume Collboni llegó a acusarla de ser "más independentista que alcaldesa", y este habla con conocimiento de causa después de muchos meses trabajando con ella codo con codo. También Manuel Valls la tiene fichada como independentista al apreciar en ella ciertos tics comprensivos con algunos actos de violencia protagonizadas por Arran o los CDR. Y Ciudadanos abandonó no hace mucho un pleno del ayuntamiento en el que Colau y los suyos bendijeron declaraciones institucionales contrarias al Rey a propuesta del PDeCAT, ERC y CUP. (Colau se sitúa a favor de los presos y en contra de la Justicia)

Hace unos días la alcaldesa de Barcelona arrancó la indignación de toda la oposición constitucionalista cuando organizó un akelarre en el Ayuntamiento de Barcelona en favor de los presos del juicio del 1-O. Ella se apresuró a aclarar que no era "un acto independentista". Sin embargo, allí se juntaron 500 alcaldes, la mayoría de partidos independentistas, y no se hablaba de otra cosa que no fuera independencia. "Este es un acto que defiende los derechos y libertades fundamentales que nos tienen que unir a todos más allá de nuestras diferencias porque es la democracia la que está en juego".

Carta a los que cortan el bacalao en Europa

 

Colau, además, siempre está dispuesta a mojarse por los golpistas con gestos. Días pasados envió una carta  al presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Junker; del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y del Consejo Europeo, Donald Tusk, solicitando un juicio justo para Junqueras y compañía. Como si eso dependiera de ellos. Es más, envió la carta sabiendo que ninguno de ellos moverá un dedo para indisponerse con el gobierno de Madrid. Pero el gesto queda ahí. (¡¡Ada Colau intenta meter a Europa en el juicio contra los golpistas!!)

Colau insiste en reclamar un diálogo imposible. Un diálogo que se acaba cuando una parte reclama la independencia y la otra no se la da. A partir de ahí poco más queda por hablar y negociar. La alcaldesa considera que la prisión preventiva de los encarcelados por el intento de golpe de estado es "una vulneración de los derechos de las personas encausadas a preparar una defensa efectiva, y que los delitos que se imputan son desproporcionados". Un brindis al sol de quien sabe que desafiar el cumplimiento de la Constitución y amenazar a la unidad de España no es un tema menor que pueda resolverse con un coscorrón y a otra cosa mariposa. Pero Colau se siente cómoda ahí, ejerciendo de hada madrina de un separatismo necesitado de cariño. 

Y ahora juega a eso.